El poliéster es un material altamente deformable lo que permite los pequeños movimientos del terreno sin que le afecte a su estructura. La construcción de esta tipología de piscinas es un proceso sencillo y rápido que, a pesar de todo, requiere de la mano de un profesional.
Primero hay que realizar una excavación para formar el lecho de gravas y ya nivelado, se coloca la piscina prefabricada de poliéster, se comprueban nuevamente los niveles y se empieza a rellenar por los costados hasta que la piscina está asentada completamente. Después hay que colocar las tuberías hasta el local de la depuradora. Durante este proceso es importante que el área no sufra ningún movimiento.
Las piscinas ofrecen un alto nivel de seguridad, especialmente para los niños, gracias a su uniformidad y la suavidad de sus paredes sin fisuras. Además, incorporan refuerzos perimetrales instalados del mismo material que el vaso de la piscina.
Seguidamente, se terminan de rellenar los laterales con grava y se efectúa un zuncho de coronación con hormigón. El hormigón perimetral es necesario ya que agarra el perímetro del vaso evitando así que se produzcan roturas o desplazamientos en la parte superior de la piscina. Sobre este se coloca la barandilla final. Terminada la instalación, se conecta la depuradora, se llena el agua de la piscina y ya se puede poner en funcionamiento.
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